OSLO – En una decisión que redefine su tradicional rol en Medio Oriente, Noruega ha establecido oficialmente relaciones diplomáticas plenas con el Estado de Palestina.
El jueves 24 de abril de 2025, Marie Antoinette Sedin presentó sus credenciales como embajadora palestina ante el rey Harald V durante una ceremonia en el Palacio Real de Oslo. El acto marcó la formalización de los vínculos entre ambos gobiernos, un paso largamente debatido en Noruega pero hasta ahora evitado en favor de un enfoque más cauteloso y centrado en la mediación dentro del conflicto israelí-palestino.
La medida llega casi un año después de que Noruega, junto a España e Irlanda, reconociera oficialmente al Estado palestino el 28 de mayo de 2024. Aquel reconocimiento fue descrito en su momento como una muestra del compromiso noruego con la solución de dos Estados. La ceremonia del jueves representa un compromiso concreto con esa política.
La participación histórica de Noruega en los esfuerzos de paz en Medio Oriente se remonta a los Acuerdos de Oslo de 1993, negociados discretamente bajo auspicio noruego. Sin embargo, durante décadas, Oslo mantuvo una postura oficial de neutralidad, buscando mediar sin reconocer formalmente la soberanía palestina. Esa postura ha cambiado.
Tras la formalización de los lazos, Israel reaccionó con firmeza, revocando la acreditación de ocho diplomáticos noruegos asignados a trabajar con la Autoridad Palestina. El ministro de Asuntos Exteriores de Noruega, Espen Barth Eide, calificó la medida israelí como “extrema” en declaraciones públicas, subrayando la tensión que esta decisión diplomática ha generado en la tradicionalmente sólida relación entre ambos países.
Con esta decisión, Noruega se une a un creciente grupo de países europeos dispuestos a desafiar convenciones diplomáticas de larga data en apoyo al reconocimiento de Palestina como Estado. Las autoridades noruegas han enfatizado que el reconocimiento y la apertura de relaciones están en línea con el derecho internacional y buscan contribuir a una paz duradera basada en la solución de dos Estados.
El gobierno palestino ha recibido con entusiasmo la medida, considerándola un paso clave hacia una mayor legitimidad internacional. Se prevé que en los próximos meses se concrete la apertura de una embajada palestina permanente en Oslo.
Aunque las consecuencias geopolíticas a largo plazo aún están por verse, lo que queda claro es que Noruega ha dejado de ser solo un mediador para convertirse en un actor activo a favor de la soberanía palestina —un giro que podría tener repercusiones mucho más allá de Escandinavia.
