Palestina tiene algunos de los olivos más antiguos del mundo, que datan de 4.000 años. Algunas familias tienen árboles que les han pasado de generación en generación.
La temporada de cosecha de aceitunas tiene un significado sociocultural en el que las familias palestinas se unen para cosechar olivos que sus antepasados habían cultivado los mismos árboles hace varios años o siglos.
El Olivo es un aspecto esencial de la cultura, la herencia y la identidad palestinas y se ha mencionado en la Biblia, el Corán y la Torá. Simbolizan la resiliencia, la firmeza y la resistencia palestinas y son profundamente valorados por su capacidad para prosperar y echar raíces profundas en tierras donde el agua escasea. El aceite de oliva es un producto clave de la economía nacional palestina.
En el período comprendido entre 1700 y 1900, el área alrededor de Nablus se había convertido en el área principal para la producción de aceitunas, y el aceite de oliva se utilizó en lugar de dinero.
El petróleo se almacenaba en pozos profundos en el suelo de la ciudad y las aldeas circundantes, que luego los comerciantes utilizaban para realizar pagos.
A finales del siglo XIX, los cultivos comerciales en la región se estaban expandiendo rápidamente hasta el punto de que en 1914 había 475 mil dunam de olivares (alrededor de 47,5 mil hectáreas o 112 mil acres) en el área que ahora esta ocupada y los territorios palestinos.
A finales del período otomano antes de la Primera Guerra Mundial, el aceite de oliva producido cerca de Nablus era difícil de exportar debido a su acidez relativamente alta, su precio elevado y su vida útil limitada.
Durante la era del Mandato Británico, la producción de aceitunas se duplicó con creces desde la década de 1920 hasta la de 1940.
Después de la ocupación de Palestina, las fuerzas israelíes apuntaron a los olivos como una forma principal de adquisición de tierras y comenzaron a arrancar de raíz los olivos palestinos en 1967, con un estimado de 830.000 olivos arrancados de raíz entre 1967 y 2009.
